El momento de un libro es perfecto, llega a ti y no puedes parar, ya sea porque te debe de enseñar algo, ayudar en alguna circunstancia o porque ese libro simplemente es para ti. Todo eso y mucho más fue leer Las palabras que confiamos al viento de Laura Imai Messina.
La historia se centra en una cabina telefónica llamada el Teléfono del Viento que se encuentra en la montaña de Ōtsuchi en Japón. El Teléfono del Viento sirve como canal de comunicación entre los vivos que desean hacer partícipes en el presente a sus seres queridos que han muerto. Este bello canal de comunicación poco común pero efectivo ayudara a todo aquel que se atreva a descolgar la bocina.
Nuestros dos protagonistas se encuentran rumbo al bello jardín de Bell Gardia en donde se ubica el teléfono del viento, ahí, además, conocerán a su guardián, así como a otros que al igual que ellos necesitan reconectarse con madres, esposas e hijos y contarles su día a día como si estuvieran al otro lado del teléfono, un acto tan natural como ese.
Las palabras que confiamos al viento nos enseña que cada persona tiene su tiempo, no hay que tratar de forzarlo, solo llegará y nos mostrará múltiples caminos y alegrías después de algunas tristezas. También nos presenta un panorama liberador hacia el mundo de los muertos. Todos hemos sufrido alguna perdida irreparable y hemos sentido desde culpa, enojo, mucha tristeza y esos sentimientos tardan en irse, en algunos nunca se van. El teléfono del viento nos permite dejar que todas esas emociones se vayan con el aire que sopla en la montaña, encontrando paz.
Si bien es cierto que esta cabina existe, no es un lugar turístico a donde poder ir a tomarnos fotografías y subirlas a nuestras redes sociales, es un lugar que pretende seguir dando tranquilidad a todo aquel que la necesite y reconforte los corazones de tantos que no sabemos que hacer con nuestra tristeza.
Una gran historia que debe de ser leída por todos aquellos que no hemos podido sanar la muerte de nuestros seres amados. Nos ayudará a replantearnos que el dejar ir nuestras palabras y que se las lleve el viento, es la mejor opción para liberarnos y liberar a nuestros muertos. Un libro con un montón de citas para subrayar, con mucho corazón y sobre todo reflexiones para el presente y los tiempos venideros.
