La casa infernal de Richard Matheson

La casa infernal

Cuando hablamos de libros de terror es innegable que – al menos en la mayoría de las y los mexas – lo primero que se nos viene a la mente son los libros de Stephen King o H.P. Lovecraft, esto en parte porque hay historias muy buenas en estos dos autores del género y también en buena parte porque cada vez que entras a una librería y preguntas por la sección de terror, generalmente lo único que encuentras son a estos dos autores, y a una que otra autora o autor independiente.

Hace un par de años estuve en Madrid y al entrar a la mítica Casa del Libro de la Gran Vía, lo primero que hice fue preguntar por la sección de terror, era una oportunidad imperdible, quería ver si aquí también sólo tenían a King y a Lovecraft principalmente. El vendedor me llevó a un sótano y pasando las secciones de anime y libros ilustrados, al fondo, ahí estaba mi Santo Grial de las librerías, la sección de terror, que para mi sorpresa era más grande de lo que pensé, y sí, ahí estaban, Stephen King y H.P. Lovecraft inundando un par de anaqueles con ediciones y re ediciones hermosas, pero también había otros dos o tres anaqueles con más títulos, nombres que no conocía y otros tantos que había escuchado pero no sabía que tenían novelas o cuentos de terror.

Luego de deambular un poco por esos anaqueles, le pedí a otro vendedor que me recomendara algo del género que le hubiera gustado a él, inmediatamente me llevó a otro estante y ahí estaba, “La Casa Infernal”, de Richard Matheson. El vendedor me preguntó si había visto The Haunting of Hill House en Netflix, y claro que la había visto y leído el libro también. Al decirle que sí me dijo – Éste te va a gustar – y justo de eso les vengo a escribir.

¿De qué va?

Durante más de dos décadas la Casa Belasco ha permanecido vacía, se trata de una mansión oculta por el follaje del bosque, una ciénaga profunda y colinas circundantes, los rayos del sol son escasos durante el día y el viento sopla fuerte por las tardes, ya entrada la noche los habitantes del Valle de Matawaskie, en Maine, dicen que es mejor alejarse de la zona, por los ruidos extraños y por la cordura de quienes se atreven a pisar esta propiedad que dicen, es diabólica.

En los años 20 fue sede de incontables fiestas para artistas, políticos y gente importante debido a que su anfitrión, el Sr. Belasco era sencillamente excepcional, una persona refinada, inteligente, persuasiva y misteriosa al mismo tiempo. Con el paso de los años las reuniones se fueron pervirtiendo en algo más que una celebración, las fiestas duraban días, hasta semanas, y el frenético consumo de drogas, sexo y alcohol fueron los motivos para que las famosas fiestas de la Casa Belasco, no fueran sino más que un nido de drogadictos, violentos, ninfómanos y enfermos mentales. Muchas de las personas que entraron jamás salieron, y fue ahí donde inició la leyenda, de la temida Casa Infernal.

De entre todas las mansiones y casas embrujadas que existen en la literatura, la Casa Belasco es por mucho una de las más siniestras y naturalmente aterradoras, no sólo por su composición física, sino por la acústica que de ella emana. La atmósfera a donde nos lleva esta lectura es aterradora, Matheson utiliza muchos elementos clásicos de las historias de horror como habitaciones secretas, posesiones, ciencia, personajes siniestros y algo con lo que nunca he podido, figuras sacras que más que dar paz dan miedo. Al final, Matheson mezcla todos elementos clásicos con una serie de personajes bastante interesantes, y el resultado es espectacular. 

Se trata de dos médiums, un científico y su esposa quienes se internan una semana en la Casa Belasco para realizar un experimento científico, que tiene como principal objetivo descubrir si existen los fantasmas, uno de ellos guarda un secreto y eso es todo lo que les puedo adelantar.

Desde la llegada a la Casa Belasco las cosas se empiezan a poner extrañas, estamos de acuerdo en que el argumento es simple: se trata de un grupo de personas que van a una supuesta casa embrujada donde les van a pasar sucesos paranormales. Hasta aquí todo normal, la magia comienza cuando en situaciones normales empiezan a suceder cosas extrañas, hay que estar muy atentas y atentos a los detalles que presenta el libro, cada pieza que conforma este rompecabezas tiene un porqué, hay simpleza en la narrativa, pero justamente este factor es determinante para que el lector comience a imaginar cosas extrañas en la historia del libro, y en la vida real ¿no les pasa que si están leyendo en solitario algo de este tipo, de pronto pausan y voltean a ver a un rincón? A mí con este libro me pasó todo el tiempo, sobretodo en el desarrollo de la historia.

En fin, es un libro muy sonoro, todo el tiempo hay un silencio que se puede escuchar, pero también todo el tiempo están ocurriendo cosas, sonidos dentro y fuera de la casa, madera que cruje, viento que mueve árboles, puertas que se abren y cierran solas, llaves de agua que giran, etc. También es un libro de atmósferas, aunque la historia se desarrolla en un mismo sitio todo el tiempo, cada habitación de la Casa Belasco tiene una atmósfera distinta.

Contado de forma cronológica por día y por hora, la Casa Infernal es una lectura obligadísima si es que te consideras fanático del género. Sobre lo que me dijo el vendedor en Madrid que la historia era muy parecida a The Haunting of Hill House, algo hay de eso, pero sólo en el cascarón de la historia, lo demás es juicio de ustedes, de cualquier forma al final, el tipo tenía razón, sí me gustó, y mucho.

BONUS TRACK

Un vez cerca de las 10 de la noche mientras leía La Casa Infernal, me encontraba solo en mi oficina – que es una vieja casona de la Condesa –y llevaba como 20 minutos leyendo, cuando de pronto escuché un respiro profundo justo detrás de mi asiento, me giré rápido y no vi nada, estudié la situación unos segundos y volví a mi lectura. Al terminar de leer el capítulo del libro, lo cerré, lo coloqué en mi escritorio, y justo frente a mí, al fondo como a unos 3 o 4 metros de distancia, un hombre obeso, de 1.80 mts por lo menos, sucio, y medio calvo, caminaba por el pasillo, iba lento, lo dejé de ver por un segundo ya que una pared me tapaba, pero a los pocos segundos reapareció en la continuación del mismo pasillo, dobló a la derecha, y luego a la izquierda y lo perdí de vista. Evidentemente aclaro que en la oficina no existe ni ha existido una persona con esas características, y mucho menos en ese horario de trabajo, y lo peor de todo, es que al menos hay cuatro o cinco personas que lo han visto, y otros lo han escuchado, en ese mismo lugar en donde se metió, en fin.

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